A primeros de septiembre dio comienzo el curso más confuso de los últimos años. Después de esperar instrucciones de la Consejería, que llegaron cuando faltaba poco más de una semana para el comienzo del curso, los centros han tenido que adaptarse a marchas forzadas a las instrucciones.
En Colmenar Viejo, a 13 de octubre de 2020.
Parece ser que nuestras autoridades tenían la esperanza de que la pandemia evolucionara de forma favorable, a pesar de que durante el mes de agosto las noticias eran cada vez más alarmantes, y han esperado hasta el último momento y bajo la amenaza de una huelga convocada para principio de curso, para tomar algunas medidas.
Los centros están sufriendo ahora la imprevisión de la Comunidad de Madrid, que ha dejado a los equipos directivos y a los docentes solos ante el peligro. En lugar de emplear los meses de verano para preparar una estrategia ante la nueva situación y para dotar a los centros de la infraestructura necesaria para atender al alumnado, tanto de forma presencial, como semipresencial o a distancia, lo que han hecho es dotarlos de ciertas partidas presupuestarias, que solo palian a medias las carencias de escuelas, colegios o institutos, y que, desde luego si no se prolongan a lo largo del curso, no van a ser suficientes ni para comprar desinfectante y gel hidroalcohólico.
¿Dónde están los 70.000 dispositivos electrónicos prometidos? Los centros no necesitan cámaras para que los profesores den sus clases en directo, si al otro lado, en sus casas, muchos alumnos no las pueden seguir, porque no tienen nada más que un móvil (y muchas veces compartido con otros miembros de la familia) al que poder recurrir. Hacen falta cámaras, si, y ordenadores y una instalación de internet fiable, rápida y segura. Pero los alumnos necesitan tener dispositivos para poder trabajar, datos con los que poder navegar, en definitiva, precisan de los medios necesarios para no ahondar más la brecha digital y la brecha social.
La Consejería debería seguir una política clara y no dar bandazos de un lado a otro, ahora permitiendo, ahora prohibiendo determinadas plataformas, de forma que los docentes, los alumnos y las familias no saben a qué atenerse ni qué recursos usar.
¿La última ocurrencia? Derrochar el dinero en contratos millonarios con empresas privadas que van a proporcionar recursos didácticos a los profesores. Recursos didácticos ¿para qué?, solo con entrar en cualquier buscador hay, al alcance de la mano, miles de recursos. Lo que los centros necesitan son espacios amplios que garanticen la distancia social, aulas bien dotadas y dispositivos electrónicos para que los alumnos más necesitados puedan trabajar en sus casas sin miedo a quedarse descolgados. También necesitan personal sanitario preparado para poder dar respuesta rápida a los posibles casos Covid, y sobre todo directrices claras que seguir.
Desde el PSOE de Colmenar Viejo seguimos exigiendo a la Consejería que dote a los centros de personal (docente y no docente) y de medios materiales para que nuestros alumnos no pierdan este curso que hemos iniciado en medio del caos.